En los días medievales, la piratería y el robo de caballos era muy común. Para darle a esta profesión un sitio en Amanhavis era necesario encontrar los tesoros de sus aventuras. Grandes botas en la entrada del escondite le sugieren lo que le espera en el camino.
En este escondite uno puede encontrar, escondido bajo una vieja trampilla, el cobijo de los tesoros que el forajido ha ido acumulando durante sus incursiones en la costa. Joyas y monedas, recuerdos personales... una aventura en sí. La decoración rústica de la habitación le llevará de vuelta a los tiempos heroicos del aventurero. En la cabecera de las camas gemelas se pueden leer los nombres de los caballos que el cuatrero había robado: Luna, Rayo, Tornado, Lucero.